Tras dos finales perdidas seguidas, ante San Antonio y Warriors, LeBron James lideró la gesta del anillo remontando un 1-3 adverso por primera vez en una final con un triple doble (27 puntos, 12 rebotes y 11 asistencias con 9/24 en tiros de campo).
La estrella de los Cavaliers volvió a tener una actuación individual monumental en todas las facetas del juego como lo demostró la aportación de un triple-doble de 27 puntos, 11 rebotes y 11 asistencias.
Pero además siempre estuvo presente en cada una de las acciones decisivas de la recta final del partido cuando se decidió la victoria, con el único fallo de un tiro de personal.
Pero su tapón al escolta Andre Iguodala a falta de un minuto fue el que impidió que los Warriors se pusiesen por delante en el marcador cuando estaba empatado a 89-89.
Antes de ser nombrado de forma unánime Jugador Más Valioso (MVP) de las Finales, James gritó un "¡Cleveland!, va por ustedes", envuelto en las lágrimas de la alegría y la celebración
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